martes, 24 de marzo de 2015

Colapso de la civilización: Reaccionar y reinventar.

(Basado en el artículo "El contexto de nuestro colapso" de Antonio Turiel)

La idea del colapso global de nuestra civilización, durante el Siglo XXI, se antoja como consecuencia de la propia falta de sostenibilidad de la misma en el aprovechamiento de los recursos del planeta. Es especialmente evidente dicho colapso desde que existen importantes señales que así lo empiezan a advertir, como son los estudios de la NASA, los estudios de grandes firmas de intermediación financiera, el pico del petróleo convencional de 2005, la ruina de la fracturación hidráulica, el agotamiento de otros recursos energéticos, las limitaciones actuales en la generación de energía renovable, el aumento de conflictos bélicos que ocultan una lucha por el control de los últimos recursos de combustibles fósiles, o las bruscas subidas y bajadas de precio de los combustibles. Hay dos maneras de afrontar el colapso por parte de individuos y sociedades:
  • Esperar mientras se contemplan los primeros síntomas. "Wait and Wactch" / "W&W"
  • Reaccionar para reinventar el aprovechamiento de recursos. "React and Reinvent" / "R&R"
"W&W" - Hay dos problemas graves con esta actitud de esperar y ver el colapso, que transcribo a continuación, directamente del texto de Antonio Turiel:
  • El primero es que la Historia nos enseña que un colapso no es un momento sino un proceso, que no siempre es fácil de reconocer hasta que ya es demasiado tarde como para que las medidas para pararlo puedan tener eficacia. Los colapsos de los grandes imperios de la Historia han sido procesos que en algunos casos han durado siglos, y hasta en medio de los colapsos más repentinos ha sido necesarias algunas décadas para que se hiciese evidente el descenso. A pesar de que en nuestro caso todo indica que el descenso será relativamente rápido, no por ello dejará de durar unas décadas en las que progresivamente sentiremos que cada vez estamos peor. La generación de nuestros hijos vivirá peor que nosotros, y la de nuestros nietos vivirá en un mundo completamente diferente del actual; que ese mundo sea un infierno o un lugar digno depende completamente de las decisiones que nosotros tenemos que tomar en este momento.
  • El segundo problema que implica esperar al colapso es que en realidad ya estamos comenzando a colapsar; está colapsando nuestra economía, nuestro hábitat (y con él nuestra ecología), nuestros recursos y nuestra sociedad. El proceso no es lento en realidad, pero es lo suficientemente progresivo para que nuestra psique de primate poco evolucionado no sea capaz de identificar el hilo conductor con un nexo explicativo común y nos conformamos con una multitud de explicaciones parciales. Influye mucho en esta disonancia una de las sustancias más tóxicas que el Hombre ha producido nunca: la propaganda.
"R&R" - La reacción humana, para salvar en último extremo nuestro hábitat como especie, consiste en reinventar el aprovechamiento de los recursos de una Naturaleza que, hagamos lo que hagamos, seguirá existiendo ocurra lo que ocurra con la civilización humana. Las urgencias ecológicas no son problemas tanto del Planeta Tierra como de la especie humana que ejerce la dominación sobre la Naturaleza, tal como nuestro autor describe en su reflexión, que resumo a continuación:
  • El cambio climático como urgencia ecológica no es más que un eufemismo, ya que la "externalización ambiental" de la actividad industrial provoca efectos irreversibles sobre el aire que respiramos, el agua que consumimos, los mares que explotamos a través de la pesca, la tierra que cultivamos y en definitiva sobre todos los recursos que necesitamos los humanos para sobrevivir. Por tanto se trata de asumir nuestra condición de seres vivos con necesidades naturales y que por tanto se trata de nuestro propio peligro de extinción el que debemos combatir, reinventando el aprovechamiento de los recursos.
  • La desigualdad social oculta tras de sí la misma urgencia ecológica, es el efecto de un último intento de las élites de nuestra civilización global, a través de los Gobiernos de la mayoría de los Estados, por acaparar el máximo de recursos posibles en beneficio de la mayor parte posible de la población sobre la que ejercen su mandato, más o menos democrático. Ocurre sin embargo, que por la propia falta de sostenibilidad de nuestra civilización, la mayor parte posible es cada vez más pequeña. Es por este motivo que reiniciar la democracia está ligado de manera inseparable con la reacción frente al colapso global.
En este contexto se enmarca el manifiesto "Última llamada", descrito así por Antonio Turiel: "No hay nada radicalmente nuevo en el manifiesto; se podría decir que es una “puesta al día” en el contexto español del manifiesto que hace más de diez años promovió la Unión de Científicos Preocupados de los EE.UU. Tampoco es un texto técnico, cosa que algunos adeptos incondicionales de esa religión que llamamos “neoliberalismo” critican, ya que querrían ver substanciados y detallados los síntomas del colapso en ese texto, para así enredarse discutiendo detalles absurdos y poder así desviar la atención, como si los promotores del manifiesto no hubiéramos escrito ya miles de páginas explicando todos los puntos y comas de los numerosos problemas de sostenibilidad que pesan sobre nuestro mundo. Y para terminar, es un texto con ciertas limitaciones, fruto de un trabajado consenso entre sensibilidades muy diferentes de sus diferentes promotores. Pero a pesar de eso “Última llamada” es un texto con mucha fuerza y unas pocas verdades sencillas; tanto es así que recibió en seguida el apoyo de numerosas personalidades políticas y profesionales, de manera que el dia que los medios de comunicación comenzaron a hacerse eco de él contaba ya con centenares de adhesiones, que ahora se cuentan por miles."

Por último, no quería terminar sin una frase de Greenpeace que se hizo "viral" en 2009 y que tengo grabada a fuego desde que conozco a Juan López de Uralde. No deja de ser una última llamada para aplicar la respuesta "R&R" frente a la posibilidad del colapso global.





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